martes, 30 de septiembre de 2008

APRENDER SOBRE LAS EMOCIONES



"Las personas con habilidades emocionales bien desarrolladas tienen más probabilidades de sentirse satisfechas y ser eficaces en su vida, y de dominar los hábitos mentales que favorezcan su propia productividad; las personas que no pueden poner cierto orden en su vida emocional, libran batallas interiores que sabotean su capacidad de concentrarse y pensar con claridad".



¿Cómo estás?' es una pregunta importante, tanto si nos la hacemos a nosotros mismos como si nos la formulan otros. '¿Cómo estás?' nos pide que seamos capaces de describir nuestros sentimientos con palabras, que les coloquemos unas etiquetas que reflejen su variedad. Una vez que somos capaces de reconocer nuestros diferentes sentimientos, nuestra posibilidad de controlarlos es mucho mayor.

¿Por qué es importante hacerlo? Porque tu estado anímico influencia en gran medida en lo que hagas.


Pero si no sabes cómo estás, entonces tampoco sabes cuál es tu forma de actuar , y por tanto, no estarás seguro de cómo ponerla en práctica.


Crítica

En la mayoría de la teorías psicológicas, la conciencia de la emoción se explica como si esta fuera ante todo una conciencia reflexiva, es decir, como si la forma primera de la emoción se viera como un "estado de conciencia"

lo que es un dato incontrovertible aunque irrelevante, ya que no cabe duda que siempre es posible tomar conciencia de la emoción como estructura afectiva de la conciencia y decir por ejemplo “estoy triste, tengo miedo, etc.”, pero el miedo no es originalmente conciencia de "tener miedo" La conciencia emocional es ante todo irreflexiva, la conciencia emocional es ante todo conciencia del mundo ( "el otro" es quien en muchas ocasiones te hace ser objetivo de tu propia emoción)

Es evidente por ejemplo que cuando un hombre tiene celos, y dichos celos –en determinadas circunstancias– le fuerzan a espiar por la cerradura de una puerta -entregándose a esta vergonzosa acción-Sin embargo este hecho es irreflexivo, es decir, no supone todavía una toma de conciencia respecto de lo vil de aquel acto. Sin embargo cuando es sorprendido en aquella acción, es decir, cuando es visto por un otro, o más precisamente, cuando él mismo se aprehende como siendo objeto de una mirada, extraña, sólo entonces, su acto se objetiva, dado que es la mirada del otro la que da consistencia a su ser, de allí que la constitución de nuestra identidad, esto es, el ver claramente dentro de nosotros mismos, nos viene dado desde fuera, por la mirada del otro.


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